POR JESÚS FLORES ALMAGUER
En un giro simbólico del destino, las mismas esposas que usaba el agente de la DEA Enrique ‘Kiki’ Camarena fueron colocadas en las muñecas de Rafael Caro Quintero, el hombre acusado de su asesinato.
El encargado de entregar las esposas fue nada menos que el hijo de Camarena, quien ahora es juez, cerrando así un capítulo de décadas en la lucha contra el crimen organizado en México.
Una imagen que quedará para la historia.
