DE LAS MARAS AL ORDEN LA REVOLUCIÓN DE BUKELE

POR JESÚS FLORES ALMAGUER

Nayib Bukele, el presidente más disruptivo de América Latina, ha vuelto a sacudir el tablero político salvadoreño. Con un estilo que combina autoridad, pragmatismo y una dosis de espectáculo, Bukele ha logrado lo que muchos consideraban imposible: transformar a El Salvador de ser un epicentro de violencia a un ejemplo de seguridad en la región. Pero, ¿es este cambio un milagro efímero o una realidad sostenible?

Hace apenas unos años, El Salvador era sinónimo de caos. Las maras, los homicidios y la inseguridad dominaban los titulares internacionales. Hoy, el país se jacta de ser uno de los más seguros de América Latina, con cifras de homicidios que han caído a niveles históricos.

Bukele, con su mano firme y su estrategia de “mano dura”, ha logrado lo que gobiernos anteriores no pudieron: recuperar el control territorial, este éxito no está exento de críticas. Organismos de derechos humanos han cuestionado los métodos empleados, señalando posibles excesos y violaciones. Pero, para muchos salvadoreños, el fin justifica los medios.

Ahora, Bukele ha vuelto a poner el ojo en otro frente: la economía. Con un ultimátum contundente a las alcaldías, el mandatario ha dejado claro que no tolerará prácticas abusivas que asfixien a los empresarios.

No permitiremos que arruinen a nuestros empresarios, sentenció, en un mensaje que mezcla protección al sector privado con una advertencia velada a sus opositores políticos.

Este movimiento no es casual. Bukele sabe que la seguridad es solo una parte de la ecuación. Para consolidar su legado, necesita reactivar la economía y atraer inversiones. Y eso implica limpiar la casa, incluso si eso significa enfrentarse a poderes locales que, durante décadas, han operado con impunidad.

Pero aquí surge la pregunta del millón: ¿hasta dónde llegará Bukele? Su estilo autoritario y su concentración de poder han generado preocupaciones sobre el futuro democrático del país, en un contexto donde la eficacia parece primar sobre las formas, Bukele sigue cosechando apoyo popular.

El Salvador vive un momento histórico, y Nayib Bukele es su protagonista indiscutible. Su capacidad para transformar realidades es innegable, pero el verdadero desafío será mantener este rumbo sin sacrificar las libertades que tanto costó alcanzar.

Por ahora, el mundo observa con atención, preguntándose si este es el inicio de una nueva era o simplemente el preludio de un nuevo tipo de autoritarismo.Por: 𝒢𝒶𝓈𝓉𝒶𝓃𝒹𝑜 𝒯𝒾𝓃𝓉𝒶

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